A Fabián lo asustaron en la primera cita
Porque Nancy no sabía de ventas.
Esta historia me la contó mi amigo Fabián y puede ser la tuya también.
Fabián conoció a Nancy a través de una amiga común, quien los presentó asegurándoles a cada uno por aparte que serían la pareja ideal apenas se conocieran.
En una reunión en el apartamento de su amiga común se conocieron y así decidieron salir a tener su primera cita el siguiente jueves.
Llegó el jueves y Fabián llegó por Nancy a la portería del edificio de apartamentos a las 8pm.
Ella, muy puntual, bella y elegante, le esperaba muy contenta y dispuesta a tener una linda cita.
Con toda la intención de dar una buena primera impresión, Fabián escogió un restaurante en donde el ambiente permitiera tener una conversación y después compartir un rato de conversación en caso de que la emoción lo pidiera.
La cena transcurrió normalmente entre ellos. Hasta que, Nancy, entre risas tímidas y con una mirada insistente, empezó a lanzar pistas de algo que Fabián no se esperaba.
—Fabián, ¿tú has pensado en tener hijos? —le soltó de sopetón Nancy mientras él le daba el último sorbo a su limonada.
Fabián, acostumbrado a temas de conversación más ligeros en una primera cita, casi se atraganta al escuchar la pregunta.
—¿Eh? Bueno, sí… algún día, supongo —respondió él, con la misma cara que pone un estudiante cuando el profesor hace una pregunta sorpresa antes de sonar la campana.
Nancy tomó eso como una señal de entusiasmo y continuó sin reservas:
—¡Qué bueno! Porque mira, yo no quiero historias largas de noviazgo. Yo quiero un hogar… y un hombre serio con quien tener un hijo pronto. Tengo 35 años y ya no estoy para perder el tiempo ni para andar probando a ver si nos llevamos bien. Además, me gustaría saber si sabes algo de negocios, porque en mi familia todos vendemos y no quiero a alguien que me haga perder mis ahorros —dijo con total confianza, mientras tomaba su servilleta para secarse los labios.
Fabián, intentando ocultar el susto que sentía, se frotó las manos y tragó saliva. A él le habían enseñado a “ir con calma y conocerse” antes de decidir temas importantes de la vida. Sin embargo, Nancy parecía más interesada en cerrar un trato que en seguir disfrutando de su velada.
—¿V-ventas? ¿Negocios? —respondió Fabián, sintiendo que la voz se le quebraba como si estuviese presentando un examen de ventas sin estudiar. La verdad es que soy programador… no sé mucho de ventas.
Nancy, seria, se acomodó el cabello y asintió:
—Bueno, no pasa nada. Lo importante es que seas trabajador. Pero lo de los hijos sí es fundamental. Además, a mí no me gusta perder tiempo. Me gusta ir directo al grano. Prefiero saber de una vez si va a haber boda y bautizo o no…
Fabián, que soñaba con salir de allí sin ataques cardíacos, pidió la cuenta, se levantó con una sonrisa forzada y dijo:
—Ah, sí, sí… bueno, ya nos vamos, ¿verdad?
Nancy, a pesar de que estaba en su salsa planeando el futuro, le siguió el paso con elegancia. Ni siquiera habían salido del restaurante y ya ella planeaba la vida: el menú de la boda, la luna de miel en Costa Rica, los abuelos colaborando con el cuidado de los nietos… Mientras tanto, Fabián veía cómo todo a su alrededor se le empezaba a nublar como en una película de terror con banda sonora escalofriante.
Ya en la puerta, Nancy insistió:
—Mira, Fabi, hagamos algo: nos vemos el sábado con mi familia, les gustará conocerte, y podemos ir planeando más en detalle…
Fabián sintió un escalofrío: si en la primera cita ya estaban hablando de la visita familiar, el bautizo y la boda, ¿qué quedaría para la segunda? Respiró profundo, pensó en su amiga (quien les presentó) y en su promesa de que serían “la pareja ideal”.
Tomó coraje, la miró y apenas logró esbozar:
—Pues, ajá… vamos a ver cómo acomodamos las fechas, ¿verdad?
Nancy lo abrazó con fuerza, casi como si ya se llevara un trofeo. Mientras tanto, en la mente de Fabián, la palabra “escape” latía con luces de neón. Se despidieron con un beso en la mejilla, y …
Bueno, ya tú sabrás, ni novia, ni boda, ni bebé ni nada de eso…
¿Te aterra o te identificas con esta historia?
¡Pues a tus clientes también!
Así que vamos a revisar en un par de días tus modelos comerciales. Para que dejes de creer que en la primera cita le puedes andar pidiendo a tus clientes amor eterno y su billetera.
Esto tiene 3 pasos que ya los hemos conversado en mensajes anteriores, y los vamos a ver en detalle en un par de semanas en una clase gratuita que te voy a enviar por este medio.
Saludos,
Néstor
P.S. Recuerda dejar tu comentario de cómo aplicarás esto en tu negocio.
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