El futuro es incierto
Así fué, así es y así será
Lee esto,
es muy probable que encuentres similitud en algún aspecto de tu vida
¿Has visto alguna vez una bola de cristal?
¿Qué se te viene a la cabeza cuando piensas en una?
Por siglos, ese objeto ha sido considerado como un símbolo de la hechicería y la magia. La predicción del futuro o la ventana para mirar lo invisible a plena vista.
Sus creadores originales creían que si después de la puesta del sol, cuando solo la luna estaba presente y esta era colocada junto a dos velas, un ritual revelaría nubes blancas o negras que serían la respuesta al porvenir.
Diariamente en nuestra cabeza aparecen pensamientos del futuro, bien sea la noche de hoy, el fin de semana que viene, o el siguiente año que está por empezar.
Durante siglos el hombre ha querido eliminar la incertidumbre del futuro.
Algunos quieren saber cuánto venderá su negocio en 1 año, otros si tendrán pareja, si su pareja aún estará, si tendrán salud, si triunfarán, si fracasaran, si las condiciones mejorarán o empeorarán.
Te puedo decir, que durante 30 años de forma consciente he pensado en este tema.
Siempre sentí curiosidad por una bola de cristal que adornaba la sala de la casa de mis padres. Y me hizo muchas veces pensar qué tal si eso funcionara en realidad.
Hoy tengo 48 años y al mirar atrás 1 día, 1 semana o 10 años, aún no puedo lograr ver el futuro que sería ni cómo sería posible adivinarlo en ese momento con precisión.
Me dijeron que si tenía metas claras esa era la forma de predecir el futuro.
Qué mentira más grande resultó.
No son las metas, esas son como los sueños. Nada de eso construye el futuro.
Lo que lo construye son las pequeñas acciones de cada hora, de cada día, semana y año que pones el esfuerzo. Tanto lo que haces como lo que no.
Una empresa no se crea con metas, se crea con acciones diarias, construyendo poco a poco, soñando otro tanto, actuando, fallando, celebrando, llorando, fracasando y disfrutando el proceso sin tregua.
El gran problema de las metas que he descubierto es que te pones unos indicadores igual de fantasiosos que la meta misma.
Entonces la abandonas, porque no va dando resultado.
Si no la abandonas tu, la abandonan quienes al inicio creyeron en ti, muchos dejan de creer porque no ven el avance, porque no ven sus propios intereses satisfechos en lo que debería ser tu avance. Y entonces abandonas, porque algo externo como un indicador o una opinión te dice que no deberías seguir.
Si creemos en las bolas de cristal, pues te cuento que el 50% de las veces muestran nubes negras y 50% nubes blancas.
Así que el futuro es incierto, y siempre lo será.
¿Por qué haces lo que haces? Porque te apasiona o porque estás persiguiendo una meta?
Si es por la meta lo siento… hay nubes negras, si es porque te apasiona también las hay, pero la pasión es lo único que te dará la energía para continuar no importa qué pase.
Si pierdes un indicador querrás abandonar, pero si mantienes la pasión de hacer poco a poco aquello que crees y amas siempre habrá forma de avanzar.
Saludos,
Nestor
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