Tú también te la tomas
Te guste o no
Esta si que te va reventar lo que creías
Hace 30 años, en mi adolescencia, sufrí de un acné terrible.
De ese tipo que te dejó prácticamente virgen y soltero muchos años.
No por lo destrozada de mi cara, que al final no fué tan grave.
Sino por el daño que me impidió poder hablar con las mujeres en ese momento clave y crítico de la adolescencia.
Seguro te pasó a ti, o a tu mejor amigo… por alguna cosa que hoy sabemos era una bobada, pero en su momento era una tragedia universal, nuestra vida sentimental casi se frustra.
Fué gracias a Luz Stella, una bella dermatóloga en sus 30’s en ese momento, que empecé a tomarme unas pastillas horribles, desagradables en su sabor, el olor ni te digo, pero igual me las tomaba.
Por qué me tomaba esa pastilla entonces?
Porque esta bella doctora (hoy sigue siendo una mujer muy elegante y atractiva) se tomó el tiempo de explicarme y además convencerme que mi vida afectiva, reproductiva y social podía estar en riesgo si yo no hacía algo que quitara de en medio, lo que tanto temor me causaba.
Así, sin anestesia ni tratamientos de auto-estima.
Mire Nestor si usted quiere ser una persona que tenga futuro, tiene que hablar con la gente, en especial con las niñas, y si ese acné es su preocupación, pues te lo vamos a quitar.
30 años después he descubierto que todos tenemos -acnés- de diferentes índoles. Representados en que estoy muy gordo, muy flaco, muy educado, que me falta inglés, que me falta ruso, ya tu sabrás.
Tus clientes también lo tienen y es tu labor educarlos para que entiendan cómo tu servicio y tu producto puede ponerlos en la ruta de su supervivencia.
Debes educar a tus clientes en dos cosas únicas, por qué y cómo lo que tú haces es valioso para ellos. De otro modo, no lo van a apreciar, por rico que sepa.
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